viernes, 13 de junio de 2014

La fe ante la ciencia y la técnica


La ciencia aporta cada día, nuevos conocimientos y descubrimientos ayudan al ser humano a mejorar su calidad de vida.
La palabra <<ciencia>> expresa el deseo del hombre por conocer y controlar lo que le rodea.
La ciencia tiene como objetivo conocer todos los componentes del universo, como sus procesos y fenómenos.
La técnica es la aplicación del conjunto de conocimientos científicos y habilidades prácticas para conseguir un resultado.
La ciencia busca satisfacer el deseo de conocer del hombre, mientras que la técnica aplica los conocimientos que la ciencia aporta, y hace más fácil la vida de las personas.
Ambas (ciencia y técnica), son el resultado de la capacidad creadora con la que nosotros hemos sido dotados.

1.1. Religión y ciencia en la Edad Media.

A lo largo del tiempo siempre ha habido una estrecha relación entre la ciencia y la religión, y así fue durante mucho tiempo (siglos). Hasta que en la Edad Media, ambos (ciencia y religión) trataban de profundizar en el conocimiento de las cosas y mejorar la calidad de vida de los seres humanos.
En esta Época, es donde comienzan las diferencias e incomprensiones, entre la ciencia y la religión.
La Edad Media se divide en dos: Alta Edad Media (V - XI) y Baja Edad Media (XII - XV).
A. E. M.:
  • La religión tenía mucha influencia en el ámbito cristiano y se hace complejo poder distinguir el campo de la Iglesia del campo del poder civil.
  • La Iglesia era la que se encargaba de la cultura. Los monasterios unieron la cultura grecolatina, la difundieron, desarrollaron, conservaron e interpretaron.
  • San Benito difundió y proclamó la vida monástica y gracias a aquello se pudieron fundar monasterios (centros de oración y cultura).
B. E. M.:
  • La religión había perdido su influencia y debido a aquello comenzó a ser cuestionada.
  • La iglesia se emancipó poco a poco, debido a que la cultura pasó a las universidades, escuelas catedráticas y monasterios rurales.
1.2. Religión y ciencia en la Edad Moderna.

En pleno siglo XV, con el Renacimiento, empieza la Edad Moderna (XV - XIII).
Se produjeron grandes cambios en el ámbito político, cultural, social y religioso.
Es en esta Era donde la ciencia logra independizarse de la religión y surgieron tensiones e incomprensiones.
Acontecimientos:
  • Afirmación de que la Tierra es la que gira alrededor del Sol.
  • Apareció el racionalismo y empirismo.
  • Leyes de la gravedad.
  • Nace la Ilustración.
  • La Revolución Francesa.
  • Aparece el anticlericalismo.
Tensiones e incomprensiones:
Los conflictos y problemas que suceden en esta época (entre la ciencia y religión), son originados por malentendidos.

La iglesia defendía una interpretación literal de los escritos de la Santa Biblia, las cuales concordaban poco a poco con los descubrimientos científicos.

La ciencia experimental se había considerado como el único saber válido.

1.3. Religión y ciencia en el mundo de hoy.

La ciencia y/o tecnología en la actualidad, ayudan al ser humano a tener control sobre el mundo, y es utilizado para el desarrollo y calidad de vida del mismo.
Pero, estos avances no han servido para crear una sociedad más justa y humana.


Cuando la inteligencia humana se pone a disposición de las personas y busca el progreso de la humanidad, no difiere con la fe cristiana, porque ambos buscan el desarrollo integral de la persona y su bienestar. Se puede decir que tienen en común unos objetivos.


En la actualidad, la religión ya no se la observa como enemiga de la ciencia, ni contradice a los científicos; ni tampoco la ciencia como de la religión, que ésta primera reconoce que tiene muy poco que expresar sobre el mundo trascendente.

La ciencia explica cómo es el mundo, y demás; en cambio la religión nos enseña porqué existe el mundo, nuestra existencia , etc.


Los conocimientos de la ciencia pueden aportar a la religión, explicando la fe de una forma mucho más humana. En cambio la visión del mundo desde la perspectiva cristiana puede aportar a los científicos, alejándolos del tecnicismo totalitario y deshumanizador, y buscar el bienestar de la humanidad.

1.4.Bibliografía.
www.prezi.com
www.youtube.com
www.rincondelvago.com
www.temporamagazine.com

1.5. Mentefacto.

jueves, 5 de junio de 2014

Humanismo de inspiración cristiana

Al paso del tiempo, el cristianismo ha reflexionado, sobre el ser humano y coincide con los otros humanismos, ya que ponen a la persona sobre los demás seres de la naturaleza.
Aunque, en comparación de los humanistas ateos, que niegan o dudan que la religión y Dios pueden conciliarse con el ser humano, el humanismo cristiano afirma que todos nosotros hemos sidos creados por Dios y explica la capacidad del ser humano de relacionarse con Dios.

1.1. Dignidad del ser humano.
La dignidad humana es aquella condición especial que reviste todo ser humano por el de serlo, y lo caracteriza de forma permanente y fundamental desde su concepción hasta su muerte.
La dignidad humana como condición de ser humano, es el hecho de acceder sin ningún costo o remuneración económica a los derechos y las obligaciones que poco a poco, se van generando con el paso del tiempo y de acuerdo a las condiciones sociales en las que normalmente se mueve por el hecho de estar o pertenecer a un grupo social; esto implica pues, un respeto mutuo de sus derechos como lo son a tener una vida digna, con un honor, con una buena reputación, sin ser de ninguna manera objeto de ultrajes o humillaciones.
Existe porque el ser humano se distingue de los animales precisamente por el hecho de tener autodeterminación y a su vez, una igualdad frente a los seres de su misma especie con respecto al trato; pero respetando siempre, de una u otra forma, las diferencias que les dan la esencia de ser humano como tal que hace que la convivencia entre la sociedad misma se haga interesante, productiva y constructiva.

1.2. El ser humano es libre y responsable.
La libertad es una capacidad natural del hombre que no ha sido capaz de desarrollar en su totalidad. Libertad es la capacidad que tiene de realización personal junto al medio y los demás sin dañar pero haciendo lo que quiere, ser capaz de pensar, sentir y vivir según su propia naturaleza.
Esto quiere decir que el ser humano tiene la capacidad de elegir y decidir a su voluntad propia, y eso lleva consigo una responsabilidad.
La libertad es un don de Dios, y que nos ha sido otorgada para hacer el bien, mas no el mal.

1.3. El humanismo cristiano.
Este humanismo existe desde el inicio del cristianismo, pues tiene sus raíces en el mismo Jesús.
Es la corriente de pensamiento que reconoce al Dios que Jesús nos ha revelado la raíz y fundamento de todas las cosas; y al ser humano, criatura de Dios, como el ser más importante de la Creación y colaborador de Dios en la construcción de un mundo que esté conforme con la dignidad de todo ser humano.
A lo largo de la historia, este humanismo que se desprende del mensaje de Jesús se ha ido desarrollando.
Apartir del Renacimiento es donde encontramos la corriente del pensamiento, con el nombre de humanismo, que transpira el espíritu cristiano.

El anuncio del Reino de Dios es una propuesta que comporta una afirmación del ser humano en su más plena humanidad y una exigencia de realización personal.

1.4. Grandes pensadores cristianos.
Los primeros pensadores cristianos, se dieron en la época del Renacimiento; y los humanistas cristianos más importantes del siglo XX.

Juan Pico de la Mirandola: Afirma que el ser humano posee una capacidad ilimitada para el autoperfeccionamiento espiritual; y explica que Dios ha dotado al ser humano de libertad y lo ha capacitado para escoger libremente el bien y el mal.

Santo Tomás Moro: Afirma que la religión forma parte de la propia naturaleza humana y sostiene que una persona atea no puede ser un buen ciudadano; y explica que la naturaleza humana no es mala en sí misma y que es en la sociedad donde se encuentra la raíz del mal.

Erasmo de Rotterdam: Defiende la dignidad humana y la espiritualidad de ser humano. Y quiere una religión fundamentada en las Sagradas Escrituras y en los escritos de los autores cristianos antiguos.

Luis Vives: Propone una nueva pedagogía para la formación de los hombres y las mujeres en la que resalta la necesidad de cultivar el espíritu y la práctica de las virtudes.

1.5. Bibliografía.
www.portal.educar.org
www.rincondelvago.com
www.definicion.de
www.idd00qaa.eresmas.net
www.portalplanetasedna.com.ar

1.6. Mentefacto

viernes, 16 de mayo de 2014

La Misa - Etimología

La Misa
http://www.clarin.com/edicion-impresa/Saludo-Papa-Francisco-repartiendo-AP_CLAIMA20130401_0018_17.jpg
La palabra “misa” viene del latín missa (despido), pues al terminar la ceremonia se decía “itse, missa est” es decir, “váyanse, es el despido”, a lo que los fieles contestaban “deo gratias”. Missa viene del verbo mittere, que significa enviar y arrojar.
El término «misa» se originó en el siglo IV para despedir a los fieles al final de la ceremonia eucarística y, luego, a toda la celebración o, bien, a la segunda parte de la misma celebración. De ese modo, la misa no sería otra cosa que vivir en la vida práctica lo que se ha aprendido y vivido en la liturgia eucarística.
La Misa guarda una íntima relación con la última Cena, porque ésta fue la primera Misa celebrada por Cristo, las que siguen después son el cumplimiento de las palabras que entonces pronunció "Haced esto en memoria mía”.
A la luz de la Revelación en la Escritura, y en el desarrollo de la Tradición, vemos y entendemos que el Señor tiene una intención clara en la última Cena, donde también queda instituido el sacramento del Orden (en virtud del requerimiento del mandato). Deja un mandamiento claro "haced esto en memoria mía", para que su presencia y su salvación lleguen a todos los hombres y en todas las épocas, para que podamos tener vida eterna, al comer su carne y beber su sangre.
Exige de los cristianos la actitud de introducirnos al misterio pascual tal y como es. Por ello cuando celebramos la Sta. Misa, nos trasladamos, nos hacemos presentes en la Cena del Señor y estamos con María al pié de la Cruz.
La Misa tiene un valor de interpretación, es decir, nos consigue de Dios tales gracias que sólo el desconocimiento de lo que se puede alcanzar con la Misa explica el poco empeño que tantos católicos ponemos en no asistir a ella. 
La Misa no es un acto puramente personal del sacerdote o de cada fiel, sino eminentemente comunitario, pues es la Iglesia quien lo ofrece, y la Iglesia es un Cuerpo en el que todos sus miembros son solidarios, el cristiano que se beneficia de la Santa Misa no se debe beneficiar sólo para él, sino también para otros.
1.1.         Historia.-
La liturgia de la Iglesia se basaba profundamente en los ritos y en las Escrituras del antiguo Israel, tal como se lo hace hoy en día. Jesús instituyó la Misa durante la cena pascual, y su acción de gracias eucarística completará y perfeccionará el sacrificio pascual. Esta era clara para la primera generación de cristianos, de los cuales eran judíos inicialmente. De ahí que las oraciones de la Pascua entraron enseguida en la liturgia cristiana.
Prueba de ello son las oraciones sobre el vino y el pan ácimo.
El siguiente testimonio de la doctrina eucarística de la Iglesia viene también de Antioquía de Siria. Habla de la Iglesia como el lugar del sacrificio.

El pueblo del Antiguo Testamento se reunía cada año delante del Arca de la Alianza que contenía las tablas de la Ley, palabra permanente del Señor y el vaso del maná, comida de salvación para el pueblo, pan ácimo que evocaba la huída de Egipto con el pan a medio hacer sin levadura. Se sacrificaba el cordero y su sangre lanzada al aire por los sacerdotes, borraba los pecados del pueblo.



Pero semanalmente, el sábado era el día establecido por Dios para que su pueblo le diera culto y dedicación, era una obligación grave.
El descanso sabático era de naturaleza estrictamente religiosa y por eso culminaba y manifestaba un sacrificio. Este día era para los judíos un signo de la Alianza Divina.
Jesús, en la última cena, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y sangre, como memorial de su muerte y resurrección, ordenando a sus apóstoles celebrarla "hasta que vuelva" y constituyéndoles en sacerdotes del Nuevo Testamento, de forma que a través de la Santa Misa se le reciba a Él mismo, como alimento.
El mandamiento de Jesús, de repetir sus gestos y sus palabras, requiere la celebración litúrgica por los apóstoles y sus sucesores del memorial de Cristo, de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre.
Aunque los primeros cristianos se reunían diariamente en el templo y escuchaban los sermones de los Apóstoles, más bien con la Resurrección de Cristo, ocurrida el primer día de la semana, cuando definitivamente el sábado da paso a la realidad que se anunciaba, la fiesta cristiana que se verificaba ese primer día, el Día del Señor. Por eso nuestros antecesores en la fe cristiana tenían el Domingo sus reuniones litúrgicas para escuchar la Escritura, que consistía en lecturas del A.T. y así, se iban juntando en casas particulares para oficiar la Santa Eucaristía con el fin de comulgar al Cuerpo y Sangre de Jesucristo. Mientras tanto, los cristianos helenistas – los que habían adoptado la cultura griega– se irán apartando de la sinagoga judía para reunirse en Asamblea, alrededor de las mesas en sus casas privadas, para compartir también de la Palabra y conmemorar la fracción inolvidable del pan, recordando aquel primer día, el de la Resurrección, cuando camino de Emaús, Jesús encuentra a dos de discípulos y accede a la invitación de ellos para permanecer aquella noche y compartir la comida, procediendo a bendecir el pan, partiéndolo en trozos y dándoselos.
El encuentro en el camino de Emaús marcó el orden litúrgico a seguir en nuestra Iglesia.
Sus palabras: "El que me ama guarda mi palabra" y aquellas de "Haced esto en memoria mía" de la Cena Pascual, aún resonaban vivas y fueron incorporadas prontamente a la Iglesia primitiva de los primeros siglos.
Y de este modo, la misma realidad transformada por Cristo, sella una nueva alianza con el Verbo o Palabra encarnada y su nuevo maná eucarístico que da vida eterna y en abundancia.
El Apóstol Santiago compuso la primera Liturgia cristiana, de la cual derivan las actuales de San Juan Crisóstomo y San Basilio El Grande.
Nunca este pueblo de Dios, debiera olvidar los eventos salvíficos realizados por Nuestro Señor Jesucristo, que dieron vida a nuestra liturgia, siendo nuestra Iglesia Católica una Iglesia de Memoria.
Luego tras reafirmar esa fe recitando el Credo, nos movemos de la mesa del ambón a la mesa del altar para la Liturgia de la Eucaristía y procedemos como en Emaús, a dar gracias y a la fracción del pan, donde ya lo reconocemos presente, para recibirlo luego como alimento en la Sagrada Comunión.
De la misa actual solo conservamos en griego el Kyrie, que es el Señor, siendo el Papa San Dámaso quien cambió en el siglo IV los textos de la misa del griego al latín, ya que todas las lecturas eucarísticas eran leídas en griego.


Si pensamos hoy en el profundo sentido de la Santa Misa, están estos dos momentos de Jesús:
1. En la Liturgia de la Palabra se nos revela el sentido de nuestra vida e historia, a veces oculto por nuestra falta de fe y de convicciones sólidas y 
2. La liturgia eucarística nos permite acercarnos a lo central del misterio (consagración) y en la comunión compartir el pan sacramental y unirnos a los hermanos.
1.2. Partes de la misa.-
·        Ritos iníciales.
Son ritos introductorios a la celebración y nos preparan para escuchar la palabra y celebrar la eucaristía.
Comprende:
Entrada - Señal de la cruz - Saludo - Acto penitencial - Gloria - Oración colecta.
·        Procesión de entrada.
Llegamos al templo y nos disponemos para celebrar el misterio más grande de nuestra fe. Acompañamos la procesión de entrada cantando con alegría. 
·        Saludo inicial.
Después de besar el altar y hacer la señal de la cruz, el sacerdote saluda a la asamblea. 
·        Acto penitencial.
Pedimos humildemente perdón al Señor por todas nuestras faltas. 
·        Gloria.
Alabamos a Dios, reconociendo su santidad, al mismo tiempo que nuestra necesidad de Él.
·        Oración / Colecta.
Es la oración que el sacerdote, en nombre de toda la asamblea, hace al Padre. En ella recoge todas las intenciones de la comunidad.

o   Liturgia de la palabra.
Escuchamos a Dios, que se nos da como alimento en su Palabra, y respondemos cantando, meditando y rezando.
Comprende:
Primera Lectura - Salmo Responsorial - Segunda Lectura - Aleluya - Evangelio - Homilía - Credo - Oración universal.
o   Primera lectura.
En el Antiguo Testamento, Dios nos habla a través de la historia del pueblo de Israel y de sus profetas.
o   Salmo.
Meditamos rezando o cantando un salmo.
o   Segunda lectura.
En el Nuevo Testamento, Dios nos habla a través de los apóstoles.
o   Evangelio.
El canto del Aleluya nos dispone a escuchar la proclamación del misterio de Cristo. Al finalizar aclamamos diciendo: "Gloria a ti, Señor Jesús".
o   Homilía
El celebrante nos explica la Palabra de Dios.
o   Credo.
Después de escuchar la Palabra de Dios, confesamos nuestra fe.
o   Oración de los fieles.
Rezamos unos por otros pidiendo por las necesidades de todos.

§  Liturgia de la eucaristía I.
Tiene tres partes: Rito de las ofrendas, Gran Plegaria Eucarística (es el núcleo de toda la celebración) y Rito de comunión.
§  Presentación de dones.
Presentamos el pan y el vino que se transformarán en el cuerpo y la sangre de Cristo. Realizamos la colecta en favor de toda la Iglesia. Oramos sobre las ofrendas.
§  Prefacio.
Es una oración de acción de gracias y alabanza a Dios, al tres veces santo.
§  Epíclesis.
El celebrante extiende sus manos sobre el pan y el vino e invoca al Espíritu Santo, para que por su acción los transforme en el cuerpo y la sangre de Jesús.
§  Consagración.
El sacerdote hace "memoria" de la última cena, pronunciando las mismas palabras de Jesús. El pan y el vino se transforman en el cuerpo y en la sangre de Jesús.
§  Aclamación.
Aclamamos el misterio central de nuestra fe.
§  Intercesión.
Ofrecemos este sacrificio de Jesús en comunión con toda la Iglesia. Pedimos por el Papa, por los obispos, por todos los difuntos y por todos nosotros.
§  Doxología.
El sacerdote ofrece al Padre el cuerpo y la sangre de Jesús, por Cristo, con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo. Todos respondemos: "Amén".
§  Padre nuestro.
Preparándonos para comulgar, rezamos al Padre como Jesús nos enseñó.
§  Comunión.
Llenos de alegría nos acercamos a recibir a Jesús, pan de vida. Antes de comulgar hacemos un acto de humildad y de fe.
§  Oración.
Damos gracias a Jesús por haberlo recibido, y le pedimos que nos ayude a vivir en comunión.

v Ritos de despedida.
Son ritos que concluyen la celebración.
v Bendición.
Recibimos la bendición del sacerdote.
v Despedida y envío.
Alimentados con el pan de la Palabra y de la Eucaristía, volvemos a nuestras actividades, a vivir lo que celebramos, llevando a Jesús en nuestros corazones.



1.3. Bibliografía.-




1.4. Esquema.-